miércoles, 17 de febrero de 2010

Análisis de Grand Thef Auto IV [PC, PS3, Xbox 360]

Quizá lo más sorprendente de Grand Thef Auto IV esté en sus créditos finales. Es en ese momento cuando uno se da cuenta del vasto universo por el que ha caminado y el papel que juega la iluminación en todo el entorno. La ciudad respira vida y supone el contrapunto perfecto al férreo guión que dirige a nuestro Nico Bellic por Liberty City. Los peatones y los vehículos aportan personalidad a cada rincón de una urbe diseñada a imagen y semejanza de Nueva York. Fuman, beben, hablan entre ellos, se pelean, corren para resguardarse de la lluvia y reaccionan de forma realista a cada acción del jugador. En cuanto a escenarios, ahí están, para regocijo del espectador, Time Square, Chinatown, Little Italy, Central Park, Harlem, así como los barrios residenciales ubicados en la periferia... Tampoco faltan edificios tan singulares como el Chrysler, el Empire State Building y la Estatua de la Libertad que en lugar de antorcha porta un vaso de Starbucks. El ocio también forma parte de la oferta de la ciudad: pubs, cibercafés, strippers, monólogos cómicos... Los chicos de Digital Foundry en Eurogamer elaboraron un vídeo que bien puede resumir todo esto. Claro que tal esfuerzo técnico acaba pasando factura. La versión de Playstation 3 presenta un aspecto algo borroso, la velocidad del juego se resiente en según que entornos y nuestro personaje no siempre responde cómo desearíamos ni a la velocidad correcta. Cabe preguntarse hasta qué punto Rockstar puede afinar su motor -ni siquiera corre en alta definición- o si habrá que esperar a una nueva generación de consolas para limar estos problemas.

Lo más preocupante es que es en las florituras técnicas donde acaba la magia del juego. Frente al divertido Vice City, el inabarcable San Andreas y la sorpresa que supuso Grand Thef Auto III, GTA IV me ha resultado tremendamente aburrido. Baste decir que lo adquirí el mismo día que salió a la venta y lo acabé hace un par de semanas. La mecánica es idéntica a la de los anteriores títulos: hacer distintos trabajillos y completar una serie de misiones. El objetivo final, sin embargo, se presenta algo más jugoso pues debemos recabar pistas para vengarnos de quien nos traicionó durante la guerra en nuestro país, Serbia. Si alguien piensa que por ello nos vamos a implicar más en la aventura, está totalmente equivocado. Uno a uno van desfilando todos los soporíferos vídeos que dan paso a una acción bastante recurrente. Son cientos de conversaciones que parten de un esquema idéntico y claro comenzamos a olvidar los nombres, las razones y el hilo argumental del juego. El tono de la aventura, sin duda más oscuro que en anteriores entregas, no encaja con un juego en el que hacer el 'cabra' siempre ha sido un derecho y, si me apuran, una obligación. O también puede que nuestro personaje tenga cero en carisma. Aun con todo, se ha intentado hacer de Nico Bellic un protagonista más vivo. Frente al 'tuning' completo que proponía San Andreas para nuestro avatar, GTA IV opta por que éste se relacione con los diferentes personajes que pueblan el mundo. Así, si se nos antoja, podemos quedar con un colega para jugar a los bolos, echarnos una novia o ir a tomar unas copas con el primo Roman -esto sí es una borrachera next gen-. Lamentablemente no funciona más allá de la anécdota y cuando ya has echado un par de partidas al billar y te has trajinado a un par de chicas, no te apetece repetir. Y da igual que te llamen al móvil decenas de veces y des siempre un 'no' por respuesta. Sólo perderás unos puntos de amistad que no sirven para absolutamente nada, como en Facebook.

A los mandos, el título cuenta con novedades de cierto calado. Ahora podemos parapetarnos tras diferentes objetos y lo cierto es que funciona muy bien. La conducción de los vehículos también ha variado. Es más realista -apenas se puede frenar en las curvas- y, en mi opinión, han destrozado parte de la esencia del título y han convertido en algo tedioso conducir de un lado para otro. El último cambio destacable es el que tiene que ver con el papel de la policía. Sigue funcionando a base de estrellas -a mayor número de ellas, mayor presión- pero en nuestro mapa también contamos con información sobre el alcance de su radar, representado en forma de circunferencias. Para escapar de las fuerzas del orden, habrá que salir de su radio de acción que también será mayor conforme más estrellas de búsqueda tengamos.

Esto es, a grandes rasgos, GTA IV y a mí no me ha convencido. Después de haber disfrutado de los tres juegos anteriores, me ha sorprendido la nula progresión en la fórmula de este último. O puede que ya me esté haciendo mayor. En todo caso, el videojuego ha sido un éxito y ya se han lanzado dos expansiones con otros protagonistas.

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