viernes, 19 de febrero de 2010

Análisis de Uncharted: el tesoro de Drake [PS3]

Más o menos nueve horas y media lleva, para un jugador mediocre, finalizar Uncharted: el tesoro de Drake (a partir de aquí, Uncharted). El juego de Naugthy Dog no es lo que se dice largo, pero compensa su escaso minutaje con una aventura absorbente de principio a fin y prácticamente sin cortes -el título carga todos los detalles al inicio de cada partida y sólo se detiene para dar paso a las agradables escenas de vídeo-. Pero, ¿qué es lo que hace tan especial al título? En realidad, no aporta ninguna novedad digna de mención, pero lo sirve todo con la clase de quienes ya son un referente en este mundillo.

Uncharted recoge la mezcla entre plataformas y acción de juegos como Tomb Raider y Prince Of Persia y la lleva al límite, dotándola de un envoltorio del clásico cine de palomitas. Todo lo que rodea a la aventura está cuidado al máximo. No sólo tiene un doblaje competente -sí, mejor incluso que el de Heavenly Sword, algo exagerado a veces- y que incluye la voz de Antonio Esquivias, el genial doblador de Frasier Crane, sino que consigue introducirte en el juego de forma magistral. Ejemplos hay muchos, pero me quedo con ciertos detalles obviados en la mayoría de títulos. Andar por la jungla mientras charlas con tu compañero Victor Sullivan toma visos de realidad si, cuando te alejas, el personaje no jugador te grita '¡Vale! Ya veo que no te importa'. Son tonterías pero ayudan a que te lo creas, a pesar de que lo que se cuenta es una historia de lo más trillada y con errores inexplicables como las entradas y salidas de un personaje cuando conviene al guión. Eso sí, los malos malísimos -con la voz de Frasier Crane, insistimos-, el arqueólogo canalla al que manejas, el semiromance con la chica, el compañero de juergas y la presencia tangencial de nazis -no desvelaré más- logran implicarte y te impulsan a avanzar hasta cargarte a todo bicho viviente y conocer el desenlace de la historia.

Vayamos al control. Quienes hayan jugado a un Tomb Raider o un Prince Of Persia no tendrán problema alguno al enfrentarse a la parte más plataformera. Funciona muy bien aunque resulta excesivamente fácil ya que no te obliga a medir cada salto a la perfección. A ello también contribuyen los generosos puntos de control que no te obligan a irte muy lejos si la has cagado. En este apartado, cabe destacar las animaciones que van de lo espectacular a lo mediocre -esto último se nota mucho en los saltos cortos sobre el terreno-. Eso sí, se enlazan a la perfección. La guinda, en este sentido, la ponen las cámaras de delineante que siguen a Nathan Drake por los precipicios, torreones y edificios que, con frecuencia, necesita escalar. Potencian el dramatismo y hacen que te sientas como si el siguiente paso pudiera ser el último. Algún fallito, sin embargo, se le puede sacar. Por ejemplo, el protagonista a veces parece flotar sobre el escenario y, de hecho, sus piernas desaparecen en algunas ocasiones bajo las rocas de la jungla.

En cuanto a la acción, aquí uno no puede evitar mirar a Gears Of Wars y su excelente modo de cobertura -AKA sistema para apuntar con precisión a pesar de utilizar un pad-. Nathan Drake, hábil tirador de escopeta, pistola, AK-47, Uzi y lo que se le ponga por delante, puede cubrirse detrás de cada roca, lo cual le viene muy bien para recargar su energía cuando está bajo mínimos, es decir, cuando la pantalla se torna en blanco y negro. También puedes hacer saltar al personaje por encima si de lo que se trata es de avanzar posiciones hacia el enemigo. Por cierto, no se si es impresión mía, pero en ocasiones el punto de mira no resulta muy preciso, sobre todo cuando apuntas a la cabeza, quizá en aras de hacerlo más difícil. Cabe destacar la inteligencia artificial que cuenta con detalles bastante curiosos. Cargar un arma o quedarte sin balas puede granjearte varios enemigos a tu alrededor en menos que canta un gallo. En este punto, lo mejor es liarte a puñetazos aunque no esperen una cantidad abrumadora de combos, hay dos y gracias. La verdad es que no son una maravilla, pero el trabajo de las cámaras mientras zurras a la gente las hace tan cinematográficas que se agradece dar unos mandobles a diestro y siniestro.

Al igual que los 'logros' del juego. A falta de un sistema oficial como el que posee Xbox 360 -ahora ya son un hecho los trofeos y Uncharted fue uno de los primeros que recibió un parche para añadirlos-, los de Naugthy Dog han creado el suyo propio con cientos de recompensas. Y te animan a rejugarlo varias veces pues entre las opciones más curiosas se encuentran el juego a cámara super lenta, los cambios en el personaje protagonista, acceso al 'Cómo se hizo' y un montón de cosas más. La forma de conseguirlos es variada y va desde encontrar todos los tesoros secretos del juego hasta destrozar a treinta oponentes seguidos a puñetazo limpio.

Si a todo ello se suma el excepcional, casi siempre, diseño artístico, lleno de colores vivos y escenarios brillantes y originales -mención especial al submarino encajonado en un acantilado y a los tiroteos en las alcantarillas-, obtenemos una aventura que, a pesar de no mostrar nada nuevo, ejecuta con profesionalidad todos y cada uno de los elementos con los que cuenta. Lástima que haya fallos de sincronización vertical. Ah, y un consejo a los programadores: si el sixaxis no vale, no lo usen.

PD: esta entrada apareció en otro blog.

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